Prospectiva
Autodefensas en
Veracruz ¿cuándo?
Por JAIME RÍOS OTERO
Todavía no están dadas las condiciones para que aparezca y se generalice
en Veracruz un movimiento similar al de las Autodefensas michoacanas. Pero los
hechos de extorsión, amenazas, hostigamiento, secuestros, asesinatos y
violencia que se están viviendo, nos aproximan irremediablemente a tener que
echar mano de ese recurso para protección de las comunidades y la propia
supervivencia.
Los antecedentes que vivieron los pueblos michoacanos aún rebasan lo que
se observa en los correspondientes veracruzanos. Allá, muchas familias
sufrieron secuestros, robo de bienes, familiares asesinados, captura de mujeres
que eran devueltas embarazadas, desapariciones, extorsiones; poblaciones
sufrieron el desabasto de gasolinas, gas, alimentos y hasta Coca-Cola, el
producto distribuido más famoso por llegar a todos los rincones del mundo.
Hemos visto además las escenas en la televisión sobre los bloqueos en
las carreteras y autopistas, el incendio de vehículos, la suspensión de
actividades de todo tipo, predominantemente por su importancia, las económicas;
todo ello nos ha revelado un pueblo sin ley, más inconcebible porque el
desorden alcanzó su auge en el sexenio pasado, cuando el país era gobernado por
un michoacano, pero bueno, qué se puede esperar de alguien que no fue capaz de
tener la influencia suficiente para poner a su hermana como gobernadora. Y
hablo sólo de su nula operación política.
Pero en Veracruz ya vamos para allá. Todos los días se sabe en esta
capital sobre un secuestro. Más preocupante es cuando resultan personas
conocidas de uno. Por ejemplo, en noviembre fue levantado un conocido en plena
avenida Úrsulo Galván a una cuadra del parque Juárez; en diciembre, un
directivo de una importante empresa fue intoxicado y despojado de dinero y
bienes; una semana después un modesto artesano de Banderilla fue sustraído,
frente a numerosas personas, por sujetos que ni siquiera se preocupaban por
taparse el rostro, pues tal es su impunidad.
Estoy mencionando casos aislados de personas relativamente cercanas o
familiares de amigos, pero las redes sociales no descansan dando a conocer
desaparecidos y hechos violentos. Esa misma violencia parece cada día
aproximarse más, hasta que desgraciadamente le toque a uno o a un ser amado, y
entonces sí, la disposición de las Autodefensas de Michoacán de hacerse
justicia por sí mismas cobrará relevancia plena en nuestro territorio.
La declaración del presidente de la Cámara Nacional de Comercio,
delegación Xalapa, Ernesto Pérez Astorga, de que más de mil 500 empresarios
están sufriendo extorsión tan solo en esta capital, es un indicativo de lo que
está ocurriendo de manera encubierta, que no sale a la luz pública en toda su
crudeza, pero que mantiene en una grave tensión la vida productiva de la
Entidad. Obvio que las cifras proporcionadas por Pérez Astorga deben ser muy
conservadoras. Deben ser muchos más empresarios y gente de provecho, la mayoría
ni siquiera afiliados a la Canaco, que sufren el acoso del crimen organizado.
¿Qué hicieron, cómo procedieron los empresarios y ganaderos de
Michoacán? Comenzaron a financiar a las Autodefensas. Según las declaraciones
de los propios dirigentes de esos grupos, son los sectores productivos los que
aportan el dinero para que ellos adquieran las armas y sobrevivan en esta lucha
a muerte contra los sicarios que pretenden mantener sometida a la población.
Desgraciadamente, cuando se ingresa en una espiral de violencia donde
todo mundo toma un arma, los resultados son incalculables, pero siempre será
preferible ser abatido defendiéndose, que estar esperando inerme a que vengan
por ti.
Ayer, el portal XEU daba a conocer esta nota: “Pasado el
mediodía del jueves 23 de enero, fue asaltada una cafetería ubicada en la Avenida
Cristóbal Colón esquina con la calle Vasco Núñez de Balboa, en el
Fraccionamiento Reforma del municipio de Veracruz donde dos hombres armados,
uno con un machete y otro con un desarmador robaron las pertenencias de algunos
comensales.
“Al estar asaltando a
personas de una mesa, los asaltantes descuidaron a otros clientes que estaban
en mesas cercanas, quienes ocuparon las sillas y la mesa donde estaban para
intentar replegar a los asaltantes y que finalmente desistieran. Gracias a que
los comensales se defendieron de esa forma, los dos ladrones sólo se llevaron
cadenas, relojes y celulares, ya que no les permitieron llegar a otros clientes
ni a la caja de cobro de la cafetería”.
Como dijeran los chicos
adolescentes, “y así…”
columnaprospectiva@gmail.com
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