Entre Columnas
Temas de semana santa.
Martín Quitano Martínez
“Una cosa es cierta, que
la esclavitud del hombre crece y aumenta.
El hombre se está convirtiendo en un esclavo
voluntario. Ya no necesita cadenas.
El comienza a encariñarse con su esclavitud, a
estar orgulloso de ella.
Y eso es lo más terrible que le puede pasar a
un hombre”.
G.L.Gurdjiedf
El aumento de tarifas
de transporte en Veracruz se da y con ello se siguen lastimando los
bolsillos de grandes sectores sociales que ven con estupor, como las
dificultades económicas no paran sino que se profundizan. El gobierno estatal
envuelto en la legalidad esgrime cualquier cantidad de palabras amenazantes
harto conocidas, que poco o ninguna mella hacen a los transportistas, para
ellos solo aplica su proceder y nada más.
La Unión Regional de
Padres de Familia se apersona ante los medios para definir con
su reconocida calidad y representación, que la iniciativa de Ley de Convivencia
atenta contra la infancia. Su animosa defensa de los “valores” de la familia y
el matrimonio “normales” son enternecedoras manifestaciones de los
conservadores e intolerantes discursos de aquellos que, en la naturalidad de
sus aseveraciones, desconocen los derechos y las decisiones de los diferentes a
ellos, bajo los supuestos pseudomorales de lo tradicional y bienaventurado.
Estos próceres de las buenas conciencias, ¿señalan con similar denuedo los
atentados a la infancia que significan la pobreza, la pederastia de sacerdotes,
los daños ambientales de empresas públicas y privadas?
La inseguridad en Veracruz es en
fenómeno social que ha sido, es y será parte de las condiciones en las que
debemos vivir; los picos rojos son “normales” y no tan frecuentes como en otros estados, por
ende muy poco se puede hacer desde el gobierno y desde la sociedad. Para que
tanto brinco estando el suelo parejo. La exigencia social de paz, seguridad,
justicia y orden, pueden irse quedando en el baúl de las desesperanzas, porque según
ellos, lo mejor que podemos hacer es asumir las palabras de nuestros
principales representantes estatales para aprender a coexistir con fenómenos
tan sensibles para todos.
Los ayuntamientos
veracruzanos y del país son acaso la muestra más cercana del desmoronamiento de
nuestras instituciones. Dirigidos en su mayoría por sujetos sin más visión que
la de sus intereses, magnifican los descalabros de las representaciones públicas,
sin otro rumbo que el de ser cajas de prebendas, recursos económicos y poder al
servicio de unos cuantos. Empobrecidas, saqueadas en el día a día, las municipalidades consolidan el imaginario
colectivo de invalidez, de fragilidad y nula representación de los intereses de
quienes los conforman; con cabildos de botargas y presidentes municipales
ignorantes y prepotentes, poco se puede hacer o pensar hacer a favor de
conjuntos sociales que se debaten entre la indiferencia, la crítica callada, el
enojo soterrado y el acompañamiento para la continuidad de un modelo que en la práctica
a muchos algún día les dará frutos.
El priismo que
gobierna ahora, es el mismo de todos los días desde hace más de 80 años,
marcados por la caradura, la simulación, la antidemocracia y la protección de
sus intereses. La familia revolucionaria no cambia, no se transforma para dejar
atrás sus cuestionables modos, sus inocultables suciedades, amparados en el
manejo mediático, ellos apuestan a continuar con sus formas de hacer y concebir
la política, esa que ha formado para desgracia de todos una cultura de las
relaciones públicas y sociales que nos sumen en los problemas, en nuestras
contradicciones. Arropados, sonrientes, dominantes, aseguran que no pasa nada,
tan solo los vientos a su favor soplan, no hay adversarios, no hay ciudadanía,
se han encargado de minar lo que huela a alternativo, porque ponerle precio a
todo siempre les será barato.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
El ecologista universal o la muestra de las
luchas en la soledad.
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