Prospectiva
Debacle en el IVEC
Por: Jaime Ríos Otero.
Parece que Armando
Ortiz tiene razón. La situación al interior del Instituto Veracruzano de la
Cultura (IVEC) es altamente negativa. Los empleados reciben presiones y
atropellos fuera de lo legal. El director general, Rodolfo Mendoza Rosendo, ni
siquiera despacha en su oficina, mucho menos acude a los eventos del Instituto
y campea el temor en los pasillos culturales de que ese organismo sea finalmente
desaparecido como saldo de la bancarrota que sufre el Estado.
Trabajadores
revelan la situación al interior del IVEC, agobiante para quienes tienen que
soportar a los mandos medios incrustados por Mendoza Rosendo. A nivel de
versión, afirman que Rodolfo fanfarronea que su posición es inamovible, porque
está trabajando en asegurarle al Gobierno del Estado la herencia del maestro
Sergio Pitol.
En cualquier otra
circunstancia esto no pasaría de ser un mero chisme, pero dado el perfil voraz
de los funcionarios del Estado, que mantienen en la ruina las arcas públicas y
tracalean todos los recursos que llegan, no queda más que darle visos de
credibilidad a algo tan aberrante como el hecho de que el gobernador y sus
validos pretendan abusar de la situación de vulnerabilidad de este escritor,
gloria de las letras mexicanas.
Mendoza Rosendo se
reporta constantemente enfermo, dicen, y su silencio cala en el ánimo de los
trabajadores. Ya ni siquiera acude a las oficinas del recinto sede y desde que
inició su administración no ha acudido a una sola inauguración de eventos o
exposiciones hechos por el IVEC. No le interesa que el Instituto se caiga a
pedazos.
Del presupuesto
autorizado para la institución, revelan, sólo se deposita una mínima parte y
eso a cuentagotas. Lo que va cayendo se destina a cubrir los viáticos del
personal cultural que es comisionado para que participe en las campañas
electorales del PRI.
Los empleados
reconocen que, cuando han buscado dialogar con el director general, o con el
subdirector administrativo, Miguel Ángel Aburto Campos, han sido recibidos y
escuchados, y se les ha ofrecido buscar soluciones, pero éstas no llegan, por
lo que todo queda en demagogia.
Uno de los temas
que padece el personal son las presiones y despidos de quienes se han atrevido
a encabezar movimientos en busca de la sindicalización. Comienzan por sufrir
reducción en sus compensaciones y son cambiados de adscripción, mientras los
infiltrados en las reuniones pro sindicalismo son premiados por su labor de
espionaje.
Señalan de manera
especial el trato despótico que sufren de la jefa de Recursos Humanos, llamada
Elsa Hernández Méndez, especialista en el escarnio y la burla para quienes
acuden a ella en demanda de aclaraciones sobre los ilegales descuentos de nómina
o el abuso en la asignación de horarios de trabajo.
Una de sus víctimas
recientes fue la jefa de la Oficina de Administración de Personal, Susana
Martínez Anaya, quien luego de haberse desempeñado con eficiencia y respeto
para sus compañeros, durante 5 años, fue cambiada de su puesto ya mencionado, y
enviada a la Casa Museo Agustín Lara, sin contar con el perfil de gestión
cultural necesario, porque la especialidad de ella son las relaciones
industriales, explican.
Este cambio
arbitrario fue realizado luego de una intensa campaña de hostigamiento
emprendida por la tal Elsa Hernández Méndez, consistente en girarle
instrucciones y luego desdecirse, darle menores atribuciones, privación de la
libertad para obligarla a firmar el cambio de asignación, sin informarle sobre
sus nuevos horarios, categoría ni salario; levantamiento de acta administrativa
por negarse a acceder, amedrentamiento y amenazas, exigencia de
entrega-recepción con un procedimiento irregular, y retraso ilegal en sus pagos de nómina.
De todo lo
anterior, Martínez dejó constancia, en escrito que envió al contralor Ricardo García
Guzmán.
En fin, entonces,
como decía al principio, tiene razón el columnista Armando Ortiz, quien se ha
ocupado de la personalidad y méritos de Rodolfo Mendoza Rosendo, por ejemplo al
señalar que:
“A mí me duele mucho que un hombre como Sergio Pitol, que gran
parte de su obra la basara en su inmensa memoria, hoy día esté perdiendo esta
capacidad; realmente me entristece. Pero que un sujeto tan menor como Rodolfo
Mendoza, se atreva a manipular al Cervantes mexicano me indigna sobremanera”.
Puede usted ver dos columnas al respecto en los links
http://sociedadtrespuntocero.com/2015/02/rodolfo-mendoza-rosendo-el-manipulador/ y http://sociedadtrespuntocero.com/2015/02/sergio-pitol-y-el-privilegio-de-la-memoria/
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