Entre Columnas
¡Esos candidatos!
Martín Quitano Martínez
De golpe se acercan unas elecciones y no sabes a quien
votar.
Se lo que no
quiero votar, pero lo que quiero votar no lo veo.
Eso produce una
impotencia enorme y los políticos deberían darse por aludidos.
Pedro Almodóvar
Trece
estados del país tendrán proceso electoral donde se renovarán más de 1300
puestos de representación entre presidentes municipales, diputados y gobernadores
y las campañas están por comenzar formalmente.
En
Veracruz, “la joya de la corona” por su importancia en el volumen del padrón
electoral, tendremos renovación de gobernador y diputados.
El
intercambio de “decires” hasta ahora visto deja muchas dudas pues solo se
discute lo inmediato, lo que pega, sin exponer programas de trabajo, políticas
públicas de mediano y largo plazo realistas y concretas. Es de esperar que
iniciadas las campañas lleguen estos planteamientos, aunque el corto período de
lo que será su gestión eclipse visiones de mayor alcance, privilegiando
acciones de efectos inmediatos o mediáticamente favorables para las próximas
elecciones.
De
cualquier manera lo inmediato es un tema escabroso, es un tema sensible que
implica la recomposición de los comportamientos de muchos y la aplicación de la ley para una significativa
cantidad de servidores públicos en activo. El tema de la corrupción, la
malversación de recursos públicos y la omisión de funciones es sin duda punto
obligado del debate veracruzano; los daños causados al presente y al futuro
veracruzano son incuestionables, haciendo impostergable la presentación de
propuestas y la realización de acciones concretas en caso de ser electos
cualquiera de los que ahora se presentan como candidatos.
Si
la inseguridad nos causa terror y es otro tema pendiente de propuestas claras
para combatirla, poco podríamos dudar que ésta tiene mucho de sostén en la
fortaleza de la corrupción y la impunidad que se han adueñado de las
instituciones de la entidad, por ello la oportunidad de presentar propuestas
frente al flagelo de la corrupción es hoy por hoy urgente, rebasando en su
alcance la acción necesaria de llevar a la cárcel a los que tanto han socavado el
patrimonio público y obligar las devoluciones que correspondan.
Se
requiere la aplicación inmediata de la ley, haciendo efectivos y ampliando los
mecanismos legales, políticos y sociales que hagan cumplir las reglas y
restrinjan las oportunidades de opacidad y discrecionalidad en la toma de decisiones,
que incorporen mayor protagonismo a la
participación ciudadana y que la rendición de cuentas sea un hecho.
A
este imperativo de vida social y política se enfrenta una vez más la tozuda
realidad. El factor humano, los hombres y mujeres que deberán llevar a cabo
esta tarea se convierten en el factor neurálgico de su viabilidad como solución
de los problemas. Entre los candidatos que buscan el voto para diputados se
observan condiciones desfavorables de claridad y capacidad, de historias
negras, inexperiencia legislativa y administrativa de los alcances y
responsabilidades del encargo que buscan tan afanosamente.
Una
significativa mayoría de los aspirantes a integrar el legislativo no parecen
motivados de la aspiración de servicio público en el cumplimiento del marco
jurídico, sino tan solo lograr un espacio que les brinde un jugoso sueldo y la
oportunidad de cubrir intereses muy particulares o de cofradías políticas, sin
trascendencia ni importancia de lo público.
La
discusión política real de los asuntos que le preocupan y lastiman a la
sociedad ni son entendidos ni preocupan para su respuesta, la ignorancia y la
banalidad con que se mueven, el desprecio que tienen para con los problemas sociales
obligan a observar con preocupación las boletas electorales.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
El PVEM, de lo verde a lo podrido sin pasar
por lo maduro.
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