Prospectiva
La reingeniería del gobierno
Por JAIME RÍOS OTERO
Muy al estilo de
México, donde cada nuevo gobierno comienza por anunciar grandes
transformaciones de la administración pública, esta no es la excepción, y 3 son
las gemas con las cuales comienza el régimen federal. La primera es la
adscripción de la Secretaría de Seguridad Pública, apenas creada en el año
2000, a la Secretaría de Gobernación. La otra es la desaparición de la
Secretaría de la Función Pública o su conversión como Comisión Nacional
Anticorrupción. La tercera es la creación de la Secretaría de Desarrollo
Agrario, Territorial y Urbano.
Lo primero que debe
dársele al flamante gobierno es el beneficio de la duda. No se puede
desacreditar la efectividad de lo que aún no ha comenzado a funcionar. Ojalá
que esta vez sí haya resultados visibles en la mejoría de los distintos
aspectos del ámbito gubernamental.
Desgraciadamente, la
Historia nos dice a los mexicanos que las transformaciones sexenales con
frecuencia son meros maquillajes, algo así como caprichos o decisiones de
genios que no lo son tanto y que sólo consisten en ponerles nombres cada vez
más rimbombantes a las instituciones.
Por ejemplo, la hoy
ya extinta Secretaría de la Función Pública, fue creada en 1983 con la denominación
de Secretaría de la Contraloría General de la Federación, que desde 1994 hasta
2003 fue denominada Secretaría de la Contraloría y Desarrollo Administrativo y
luego, en 2003, Secretaría de la Función Pública. ¿Resultado? Ninguna de las
tres abatió la corrupción ni moralizó a la administración.
Otra que ha pasado
varias veces “por el registro civil” es la dependencia relacionada con la
agricultura. Comenzó en 1891 como Secretaría de Fomento; en 1917 pasó a
llamarse Secretaría de Agricultura y Fomento;
en 1946 se denominó Secretaría de Agricultura y Ganadería; luego
Secretaría de Recursos Hidráulicos; Secretaría de Agricultura y Recursos
Hidráulicos; más tarde Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural
para acabar como Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca
y Alimentación.
¡Caramba! con denominaciones
tan campanudas y cada vez más floridas, cualquiera creería que la agricultura y
todo lo que tiene que ver con la producción primaria en México son formidables.
Pero no, en la materia estamos más pobres que la billetera del Chavo del 8.
Otra que ha resistido
el bisturí de la cirugía plástica es la Sedesol. Comenzó en 1959 siendo Secretaría
de Obras Públicas; en 1976 cambió a Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras
Públicas; en 1982 fue designada Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología; y
en 1992 finalmente llegó a ser la Secretaría de Desarrollo Social.
En la materia de
salud pública, la cosa no ha sido menos. Fue creada en 1938 como Secretaría de
Asistencia Social, para al año siguiente ser la Secretaría de Salubridad y
Asistencia y a partir de 1985, sólo Secretaría de Salud.
Una dependencia
curiosa fue la hoy extinta Secretaría de Programación y Presupuesto. Sus
funciones comenzaron como Secretaría de la Presidencia de la República en 1958
y así permaneció hasta 1976, cuando pasó a ser la SPP. Su particularidad reside
en que los tres últimos presidentes de la República, antes de la alternancia, Miguel
de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, fueron sus
titulares, pero correspondió al segundo, desaparecerla. Precisamente ellos son
conocidos como los tecnócratas.
Una de las decisiones
más controversiales en la actualidad es la adscripción de la Secretaría de
Seguridad Pública, creada apenas hace 12 años, a la Secretaría de Gobernación.
La oposición y los observadores lo consideran un error, o quizá un preámbulo de
lo que será la tónica que siga el régimen, al mezclar las funciones policiacas
con las de carácter político, lo que podría dar lugar a represiones.
Y desaparece también
la Secretaría de la Reforma Agraria, creada en 1975, para dar paso a la
Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, que entre sus funciones
tendrá impulsar la planeación y el ordenamiento del territorio nacional, la
regularización de la propiedad agraria y administrar el Registro Agrario
Nacional.
En 1999, el gobierno
de Estados Unidos realizó una reingeniería a sus sistemas, encabezada por el
vicepresidente Al Gore, cuya misión era tener un gobierno más efectivo y menos
costoso, donde lo más importante era darle al pueblo un nuevo contrato de
servicio público, mediante una administración eficaz, eficiente y dúctil.
Que se sepa, ninguna
dependencia cambió de nombre ni ha cambiado en los últimos años en esa nación.
Vemos que las Secretarías son las mismas, el FBI, la CIA, la Constitución no ha
sufrido enmiendas y todo funciona mucho mejor que en México, a pesar de los
constantes cambios, aquí, a las denominaciones de las dependencias y las
obsesivas modificaciones a nuestra Constitución.
Pero no adelantemos
las vísperas. Esperemos que “ahora sí”.
Hasta el lunes.
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