Entre Columnas
* 2015, Nubarrones.
Martín Quitano Martínez.
En esta vida hay que morir varias veces para
después renacer.
Y las
crisis, aunque atemorizan, nos sirven para cancelar una época e inaugurar otra.
Salimos
del 2014 marcados profundamente por la desazón, el miedo, el hartazgo, la
violencia, el grito, la consigna en las calles forjada con el cansancio de la
impunidad y la corrupción, por la pestilente resaca de las reformas montadas en
el gatopardismo de la cínica clase política que se ufanaba de su experiencia
para darnos más y peor de lo que hemos padecido tanto, al construir en el
sentir social la aceptación mayoritaria de que una “normalidad del ejercicio
público” es que gobiernos y poderes promuevan solo sus intereses personales o facciosos.
En
el horizonte del 2015 existen fuertes nubarrones provocados por la notable
resistencia de los grupos que detentan el poder para entender, asumir y actuar
en consecuencia ante las complicadas condiciones en los que se vive la cotidianeidad
de nuestra sociedad. Para ellos no importa que tan descompuesta esté la
convivencia social o estancado su desarrollo, las cosas seguirán igual porque
así les conviene.
En
los ejercicios de gobierno de todos los niveles, donde campea la estupidez y la
ambición, de la incapacidad se pasa a la complicidad, al encubrimiento de las
señalables prácticas de omisión y opacidad, abonando a la derrota de las
instituciones que en lugar de desarrollar cabalmente sus funciones, son
ocupadas para delinquir, siendo sujetas de la descalificación y el descrédito
de una sociedad para la cual el ejercicio público es esa actividad donde se
construyen fortunas y se lastima a las mayorías.
La
arquitectura institucional, toda ella, se encuentra en condiciones críticas; el
entramado sobre el que se sostienen nuestras instituciones merece el acoso de
la desconfianza mayoritaria, por lo que se requieren nuevas construcciones que
vayan siendo edificadas sobre cimientos claros de voluntades políticas que
puedan ser palpables y aseguren su credibilidad.
En
este año de elecciones, cabría una pregunta ingenua: ¿los candidatos de todos
los partidos se atreverán a proponer compromisos novedosos o se ceñirán al
contenido de siempre, con las sabidas mentiras electorales, aspirando en su
interior a que nada cambie, a reproducir los vicios que les han sido tan
benéficos, derrotando el modelo de la política como ejercicio que solventa las
contradicciones y favorece la vida en sociedad.
Que
harán además de apostar a la desmemoria social, a la complicidad de las
condiciones de ignorancia y pobreza, al manejo discrecional y ofensivo de
recursos. Serán nuevamente cínicos, apostando por lo único que han sabido hacer
bien, que es pervertir la acción política y social, ajustar sus quehaceres a
los marcos en los que se mueven con solvencia y es ese donde todo está
permitido y todo lo que se pueda comprar es barato; le apuestan a que lo
volverán hacer.
¿La
crisis? esa podrá esperar, en sus agendas nada traen de propuestas serias,
nadie hablará concretamente de seguridad, justicia, nadie pondrá a discusión el
modelo económico que nos empobrece, nada sobre la transparencia y la rendición
de cuentas, ¡horror!, nadie sobre el medio ambiente y los graves deterioros que
nos postran a buenos y malos. La apuesta es que lo volverán a hacer y a
nosotros nos toca dejarlos nuevamente pasar o no.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
5 mil millones de “colchón” para
emergencias, elección federal a la vista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario