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Xico, Veracruz, Mexico
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domingo, 2 de septiembre de 2012

""DESPERTAR A TIEMPO"" Colaboración...


DESPERTAR A TIEMPO

Romeo González Medrano


LOS CHAPULINES Y LA
MANZANA DE LA DISCORDIA

  
En el gobierno, la manzana de la discordia está representada por los puestos o cargos que son objeto de disputa más no con el objeto de servirle mejor a la sociedad sino para hacer de ellos el escalón necesario para continuar subiendo en la escala del poder. Esto marca la diferencia entre políticos de carrera y “políticos a la carrera”

Todos los cargos están expuestos a esta enfermedad, sin embargo, las dependencias más expuestas a esa disputa son la Secretaría de Gobernación (federal) y la Secretaría de Gobierno (estatal) tradicionalmente utilizadas como instrumentos operativos de los partidos políticos en turno.  Por tanto, nada es más adverso a este síndrome que desgobierna partidizando las políticas públicas que titulares ciudadanos y sin partido como si la evidente pluralidad de hoy no demandara de servidores verdaderamente institucionales, respetados y con capacidad de  diálogo e interlocución con todas las fuerzas, actores y ciudadanos. El más claro ejemplo de partidización del poder lo vivimos con una presidencia de la República que está por concluir. Una de las consecuencias fue su aislamiento a la manera de los tiempos de partido hegemónico del viejo PRI.

Un “Estado Eficaz” fue la oferta de Enrique Peña Nieto; compromiso de múltiples significados y para cuyo cumplimiento resulta completamente adversa “la cultura del chapulín” prevaleciente entre los servidores púbicos de los tres ámbitos de gobierno.

Todo cuanto decida y se proponga hacer EPN como cabeza del próximo gobierno federal tendrá que pasar por ese ejército de seres humanos llamados “servidores públicos” de los cuales una pequeña parte está integrada por profesionistas que ocupan los mandos medios y superiores, encima de los cuales tenemos a la elite política (parte de ella endogámica).

¿Puede un Presidente de la República ejecutar políticas públicas de un “Estado eficaz” con la misma burocracia  y la misma clase política con la que fracasó el gobierno antecesor?

Por eso cuando al ciudadano común se le habla de “gobierno eficaz” es casi inevitable que la respuesta sea,  por lo menos, una sonrisa de incredulidad. La mula no era arisca, los palos la hicieron.

¿Quién es el superman que va a movilizar esa masa humana con una mística de servicio y ajena al virus del chapulinismo? ¿Un Presidente de la República, un partido político, un representante eclesiástico, un  tipo de servidor público inexistente?

La primera batalla está perdida con una clase política habituada a servirse del poder para conseguir más poder. Utilizar el cargo para brincar a otro. Un llamando “servicio civil de carrera”  hecho añicos y burlado por la misma elite política y sus necesidades de preservación en el poder en medio de una movilidad que, desde su creación, faltó por completo al sustento meritorio, ya que lo sustituyó por otras “habilidades” y “cartas de recomendación”.

La proliferación de “la cultura del chapulín” es originada por la incapacidad de los partidos políticos para formar cuadros profesionales para gobernar y administrar y, en consecuencia, el subsistema de partidos ha tenido que acudir al poder político institucional para sacar de allí sus candidatos. Es tal la promiscuidad partidos-poder de todos colores que sus líderes se identifican con el mismo nombre de los cargos públicos y su comportamiento es por lo menos bipolar.

Política y financieramente la vía de la renovación de poderes, solo en apariencia y por formalismos legales se ha realizado por la vía de los partidos políticos, aunque en realidad todos sabemos que se ha llevado a cabo desde el mismo gobierno, con recursos sustraídos a la administración, no importa que ello ocasione una movilidad exagerada de cuadros de la administración , bajo la justificante de que los servidores no cuentan y de que “hay continuidad” en las políticas y los programas aunque después de un inepto venga otro aun más .

La ambición por más poder que padecen nuestros políticos de todos colores ocasiona que ya no abran sus maletas, pues saben que durarán unos meses ya que  el sistema “los llamará” a una “nueva oportunidad”.  Por lo mismo, es común que toda su visión sea cortoplacista.  A mediano y largo plazo nadie piensa porque ya no estarán en el cargo.

Opuesto al gobierno eficaz es esta subcultura y esa necesidad antropofágica del sistema político.

Yo me pregunto ¿qué pasaría si por ley no se le permitiera a ningún servidor o representante popular dejar el cargo hasta haberlo concluido a menos que se interrumpan sus funciones por grave irresponsabilidad?

¿Qué no es con cargo al erario público su larga experiencia, capacitación y adiestramiento conocimientos?

¿Con qué derecho a un funcionario se le promueve a un cargo de representación popular sin haber entregado cuentas claras de los resultados del cargo que desempeñaba? ¿En Veracruz hay casos patéticos de un diputado que duró solo un día en el cargo? Evidentemente hay lagunas o contradicciones entre derechos individuales y responsabilidad social.

La verdad el enemigo más poderoso del futuro gobierno eficaz es esa clase política afectada del hábito chapulinezco integrada por servidores y políticos “a la carrera” que anteponen sus objetivos personales y de grupo a los intereses de la nación.  

Ni el PRI ni el PAN. PT, ni el PRD ni nadie puede demostrar que esa práctica, ese robo de cuadros para sus afanes de poder, y la guerra intestina y de “fuego amigo” que ocasionan “los que están desesperados y en  la cola”, esté generando un servidor público adecuado al estado eficaz. Por el contrario, gracias a la partidización de medios y comunicadoras, buena parte de estos son vendedores de terror o de adulación de políticos y servidores con lo que se suman a esa enfermiza movilidad cuyo origen es la ambición de más poder. Ojalá y la nueva reglamentación de la publicidad gubernamental   le ponga fin a esta forma de “evaluar”  o de promover funcionarios o candidatos.

 Hace rato que ni partidos ni los políticos son lo que dicen ser, (todos) El beneficiar al partido de origen de un gobernante y de sus colaboradores debe ser la consecuencia de servirle a toda la sociedad sin distingos de ninguna clase; esto es ser institucional. Lo otro, o sea, ejercer partidistamente, aprovechar tiempo de trabajo y recursos en un cargo público para darle a los de su partido lo que no se les da a los demás, es parte de la gobernabilidad agotada incompatible con los propósitos y el discurso de la Presidencia Democrática y del cambio con nuevo rumbo para México.

Como lo expresé en el artículo anterior, los grandes cambios que necesita México no pueden esperar más. Bajo ningún argumento se justifica la espera de “condiciones políticas” para sacar los acuerdos pendientes. Los legisladores federales están en una caja de cristal frente a la nación y desde Veracruz y de todo el territorio, veremos qué camino eligen en sus intervenciones y voto: o trabajan a fondo con acuerdos equiparables a los cimientos para el mediano y largo plazo, o le dan largas y sacan acuerdos para el próximo reacomodo de fuerzas.

Independientemente de en qué Comisiones se desempeñen, es de esperar su mejor aportación en aquello que vivieron y trataron en el pasado como es el caso del Senador Pepe Yunes, en materia de desarrollo social. En los resultados de sus gestiones y reformas, se verá lo que hagan por Veracruz todos sus representantes en ambas Cámaras. Comentarios romeo-gonzalez@hotmail.com

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