Columnista Distinguido.
Prospectiva
Riesgo de rebelión
Por JAIME RÍOS OTERO
Coincido con el semanario The Economist en que México
se está poniendo al borde de una rebelión, si no es que se pueda llamar como
tal a los brotes de estados como Michoacán, donde hay efectiva ingobernabilidad
por el control que ejercen grupos como La Familia Michoacana, Los Caballeros
Templarios y las Autodefensas. El pan diario en el país son las quejas por la
mala economía doméstica, los abusos oficiales, la impunidad de los poderosos y
las decisiones gubernamentales que lastiman a los más amolados.
Las grandes reformas estructurales no dan confianza,
al contrario, desatan la sospecha y la incertidumbre de los gobernados. Se
tiene la certeza de que hay trampa, que se pretende meter a las clases trabajadoras
en esquemas neoliberales altamente dañinos, y que serán pocos los ganones,
normalmente las gentes del “PRI-gobierno”, como decían antes los izquierdistas.
Aunque ahora es el PRIAN, porque hay una abierta
complicidad entre el PRI y el PAN, desde hace algunos años. Y véase si no es
para tener desconfianza, el trascendido de que el desquiciado ex presidente
Vicente Fox acaba de declarar que está reuniendo a inversionistas de todo el
mundo para crear un fondo millonario e invertirlo en la industria petrolera.
Con razón la prisa de los panistas para que se echara adelante la reforma
energética.
Vicente Fox lo declara porque es locuaz, pero tenga la
seguridad de que los multimillonarios como Carlos Salinas de Gortari, Carlos
Slim y otros hechos ricos al amparo del poder político estarán haciendo lo
propio para apoderarse de la riqueza nacional mediante el saqueo legal de los
recursos que deben ser de todos los mexicanos.
Pero independientemente de hechos macroeconómicos como
ese, que no le van ni le vienen al ciudadano de clase media y baja, que ni los
entiende ni le importan, lo que sí se resiente en cada hogar es que el dinero
rinde cada vez menos; los productos y artículos necesarios para la subsistencia
se encarecen, pero los sueldos, salarios e ingresos económicos a los hogares se
mantienen igual.
Para The Economist, México comparte con otros países, ese riesgo como
secuela de la crisis financiera 2008-2009, pero los rasgos que identifican la
posibilidad de una rebelión se localizan en las dificultades económicas, a las
que debe añadirse como condición necesaria de grave inestabilidad social o
política, la amplia desigualdad de ingresos, el mal gobierno, los bajos niveles
de las prestaciones sociales, las tensiones étnicas y una historia de disturbios.
Todas esas condiciones existen en efecto en nuestro país, aunque quizá
habría que descartar las tensiones étnicas, que no son considerables, pero sí
existe también la erosión de la confianza en los gobiernos e instituciones, que
ha sido de particular importancia para desencadenar disturbios, según dice el
semanario, y le denomina crisis de la democracia.
En este contexto, Veracruz es un caso especial y aparte, por la
gigantesca e inmanejable deuda que dejó el gobierno fidelista, del cual este es
continuación, que tiene con el Jesús en la boca, pero con ganas de agarrar las
carabinas, lo mismo a campesinos que a jubilados y pensionados, burócratas
municipales, profesores de toda laya, empresarios acreedores, estudiantes
becarios, etcétera y etcétera.
Y mientras, los funcionarios públicos, en vez de resolver los problemas,
siguen robando.
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