DESDE
ZIMPIZAHUA
Reflexionemos,
la vida es eterna.
Por Joaquín Alcántara
Hernández.
¿Por qué será que no
nos gusta pensar?, ¿Por qué buscamos siempre lo digerido mentalmente por otras personas?,
¿Por qué no nos apena hacer el papel de ‘esponjas’ absorbiendo lo que otras
mentes activas han razonado? ¿Por qué aceptamos una mente floja y no la
forzamos a analizar sobre temas aparentemente sencillos pero que encierran una
profunda enseñanza?, ¿No acaso cuando alguien habla de la muerte la aceptamos
como verdad total sin ponernos a dilucidar que realmente la muerte como tal no
existe?... Todo, sin excepción, esta en perfecta y permanente transformación y
renovación. Nada esta muerto.
Esto viene a
colación porque en los pasados ‘Días de Muertos’ abordamos el tema sobre la
muerte y hasta publicamos un poema sobre ella. Pero ese poema esta inspirado
desde el punto de vista erróneo de quienes piensan que Dios es egoísta y solo
nos presta la vida por unos cuantos años, (cien si bien nos fuera y en este
caso sería un simple parpadeo entre dos eternidades); y que luego de sepultarnos
viene el tiempo de esperar hasta que Jesús, El Cristo, baje del cielo con
alitas a resucitarnos. Aclaro que este tema lo abordo con irrestricto respeto a
todas las creencias. Solo que ya son tiempos de estudiar al excelso mundo de la
Divinidad. Los dogmas ya no convencen. Son tiempos, pues, de hablar de la Vida
Eterna de una manera explicita, clara, lógica, convincente.
Bien, creemos que la
obra del Gran Arquitecto del Universo no sería perfecta si sólo viniéramos a
este mundo unos cuantos años; más no es así, perpetuamente estamos regresando a
este mundo para continuar evolucionando. Nuestro cuerpo físico solo es el
vehículo para transitar por la Tierra. Nuestro espíritu jamás muere. En él esta
la esencia de la vida eterna… ¡Ajúa!
Este punto de vista
lo compartimos sin fanatismo, respetando, incluso, el derecho de quienes no
creen en Dios. Aunque cierto es que solo necesitamos una gota de humildad para
aceptar que existe ‘ALGO’ que le ha dado y le sigue dando vida no solo al ser
humano, sino vida y movimiento al universo ilimitado inconmensurablemente
grande. O sea, todo tiene vida. Y mire usted, a ese ‘algo’ muchos le llaman
‘energía’, otros ‘fuerza sobre natural’, la ciencia le llama ‘leyes de la física’.
¡Vamos!, tiene mil nombres. Todos son válidos. Todos reflejan admiración, respeto,
ninguno le incomoda. Ese ‘Algo’ es eterno. Nosotros, los creyentes, le llamamos
DIOS. ¿Ok?
Ahora bien, la única
forma lógica de sentido común para entender que la VIDA ES ETERNA es forzando
nuestra mente a discernir, sobre todo, el hecho que nuestro espíritu jamás
muere. Somos la perfección de quien todo lo creo, y su obra por ser perfecta, es
eterna. Por tanto, solo cambiamos el cuerpo por uno nuevo, vigoroso. Así regresamos
a este mundo a continuar nuestra evolución. Todo esto lo explica la Ley de
Rencarnación. La muerte, pues, solo se entiende como un ‘trámite’ para
continuar nuestra elevación de conciencia, nuestra superación e espíritu. Mahatma
Gandi dijo: ‘Si la muerte no fuera el
preludio a otra vida, la vida presente sería un burla cruel’.
En otras palabras, todo
en el universo está en inmanente y perpetua renovación. Pero el cuerpo humano pertenece
a la materia y, por lo mismo, cuando ‘muere’, a la materia regresa: “polvo
somos y al polvo volvemos”. Sin embargo, el espíritu se desprende de la materia
y continúa vivo. Pasa algo parecido cuando una ropa la desechamos por inservible,
nos cambiamos ropa nueva y adelante. Igual sucede con la hoja seca de un árbol;
cae ‘muerta’, luego encima le caen miles, todas se transforman en materia
orgánica hasta convertirse en los mejores nutrimentos que absorbe el árbol y
otra vez surgen hojas nuevas llenas de vida. Lo mismo sucede con nuestro
espíritu; regresa a este mundo en el cuerpo nuevo de un recién nacido y en el
hogar exacto que cada quien se gane para bien o para mal de acuerdo a su
conducta anterior, ‘Ojo por ojo, diente por diente’, ¿Ok? Por cierto, ¿Ha
observado usted a los bebés cómo platican?, ¿cómo se ríen?... ¡Vaya! Que me
divierto con mi bisnieta Gretel. La condenada escuincla ojos de rendija también
‘alega’, jajaja; aun vive en ‘su mundo’ sin darse cuenta que ya regresó a éste.
La ley de
Rencarnación, pues, explica que los bebés siguen ‘conviviendo’ con sus seres
queridos de su vida anterior; con ellos es que se ‘ríen y platican’. Aun están en
el plano astral compartiendo con ellos hasta qué, poco a poco, van haciendo
conciencia de este mundo físico reconociendo a su ‘nueva familia’… ese ‘plano
astral’ es el plano en que usted y yo y todos entramos todas la noches al
dormirnos. De hecho, cuando estamos soñando no nos damos cuenta que se trata de
un sueño. Es al día siguiente, al despertar, que nos damos cuenta. Estos ciclos
repetitivos son la muestra de la eternidad del tiempo y la perfección del ÚNICO
que enciende y apaga eternamente la luz del día para concedernos la oportunidad
de seguir evolucionando.
La muerte, pues, es
un mero trámite para darle continuidad a la vida. Ésta sí existe, está presente
en todas partes, en todo momento, en todo lugar. ¡Nada esta muerto! Una simple
piedra esta llena de vida, de energía. Es la ley de Cohesión la que le da toda
la fuerza a sus moléculas para estar graníticamente unidas con esa solidez propia
que la distinguen como lo que es, una roca. O sea, tiene vida y cumple para lo
que fue diseñada.
Para concluir,
démonos cuenta qué, en los minutos que llevamos leyendo este artículo ya han
llegado al mar millones y millones de litros de agua. Esos mismos millones de
litros de agua ya van de regreso en forma de nubes a las montañas. De lo
contrario, se perdería el equilibrio. Son, pues, las leyes de la naturaleza las
herramientas perfectas de la Ley Suprema. ¿Se imagina si viviéramos todos acordes
a la ley de Dios? No habría guerras estúpidas que son reflejo de miseria
humana.
Démosle ya la
importancia debida al respeto que merece nuestro hogar común, el Planeta
Tierra. No provoquemos su furia con nuestra constante destrucción solo por
buscar poder y dinero. ‘Porque cuando no haya más lechugas, el dinero estará
tirado y nadie lo querrá aunque sea verde’. La Tierra, pues, nunca va a morir, sabe
defenderse y cuando lo hace arrasa con todo. La vida por encima de todo siempre
prevalecerá. Ojala todos los gobiernos implementaran políticas serias e inteligentes
generadoras de calidad de Vida. Vivamos como Dios manda. La vida es eterna. ¡Viva
México señores! AJÚA.
www.haciendazimpizahua.com
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