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domingo, 19 de enero de 2014

DESDE ZIMPIZAHUA, RECORDANDO AL MAESTRO: Serge Raynaud de la Ferriere.

DESDE ZIMPIZAHUA
¿Algún día seremos como los gorilas?
Por Joaquín Alcántara Hernández.


Siendo su natalicio el 18 de Enero, dedico estas líneas  al eminente sabio francés, Serge Raynaud de la Ferriere; MAESTRE del Gran Gurú, José Manuel Estrada.
               
                Se cuenta que una ocasión dos gorilas convivían tranquilamente en la selva, ahí estaban disfrutando la fresca sombra de la tupida vegetación, y mientras escuchaban el alegre canto de las aves y el soplar fresco del aire, el gorila joven preguntaba al gorila anciano algunas dudas que tenía después de haber visto, desde su cueva, la deprimente escena de unos cazadores alejándose con sus víctimas que momentos antes huían en desesperada carrera tratando inútilmente de salvar su vida.
                El gorila joven observaba a los lejos los modernos, potentes y lujosos vehículos donde llevaban sus pavorosas armas de largo alcance equipadas con miras telescópicas. Fue así que, con su alterada tranquilidad, preguntó:
                Oiga maestro, ¿Por qué los humanos han avanzado tanto en ciencia y tecnología? Muy buena pregunta, -contestó el gorila anciano-, lo que pasa es que los humanos tienen ‘necesidad’ de satisfacer su estúpido apetito de ‘ser más’ unos que otros. Ese deseo los obliga a inventar cosas para tener más dominio, más poder, así le dan gusto a su mísera visión de ser ‘más’ que los demás, su tecnología no es mala, pero su pobreza de conciencia los hace que hagan mal uso de ella.    
                Otra pregunta maestro, -dijo el gorila joven- ¿Por qué los humanos hacen el amor a cualquier hora y cualquier día? Muy buena pregunta, -contestó el gorila anciano-, ¡Mira!, eres muy ingenuo y por eso crees que hacen el amor. La realidad es que a ellos los domina el morbo y por instinto, peor que bestias, buscan pareja para hacer el sexo, no el amor. Ni lo conocen. Así de sencillo.
                Y mientras el gorila joven digería mentalmente el razonamiento del gorila anciano que en ese momento se deleitaba saboreando un racimo de frutas silvestres, otras dudas surgían en su mente; de esta manera siguió preguntando:
                Oiga maestro, ¿Y cuál es el defecto más grande del ser humano?, para esos momentos el gorila anciano cuyos poderosos músculos eran el reflejo de su rebosante salud, llenaba sus pulmones con aire puro de la selva y meditaba a la vez sobre la incomparable tranquilidad de vivir sin ningún dolor ni enfermedad además de la paz interna por alimentarse sin necesidad de matar, sin sacrificar vidas; así, mientras el gorila anciano proseguía deleitándose también con un manojo de hierbas tiernas, le contestó:
                ‘¡Mira! El defecto más grande del ser humano es que entre más conviven más se odian. La envidia les corroe el alma; la ambición los mata, el dinero los esclaviza, lo ven como su dios. Los celos los destruyen. La hipocresía los degrada. Los vicios los denigran. La avaricia los aniquila. La gula los mata, míralos gordos, deformes, barrigones, enfermos, eunucos, la boca les huele a caño. Parecen sepulcros, muy blanqueados por fuera pero muy podridos por dentro. Obsérvalos, terminan ¡locos!’
                El gorila anciano continuó, dijo: ‘Tan mal están que en lugar de cultivar alimentos cultivan tabaco para quemar su propia salud, observa sus ridículas dependencias embruteciéndose cada día más con el alcohol, engordando animales para luego matarlos y comérselos según ellos para estar fuertes y sanos como un toro. Están tan metidos estudiando la enfermedad en lugar de la salud, que no se dan cuenta que los más sanos, fuertes, lúcidos y longevos no comemos carne’.      
                En fin… -continuaba explicando el gorila anciano- ‘Ahí los tienes con su tecnología y sus adelantos fabricando armas para matarse entre ellos mismos. No respetan nada, ni valoran nada, ni a la madre Tierra que es el hogar común de todos, incluyéndolos a ellos mismos, todo lo destruyen, todo contaminan. Y que te quede claro, si son capaces de matarse entre ellos son capaces de matarlo todo, de arrasar con todo. Ahí los tienes matando bosques, matando animales, matando ríos, matado su propia calidad de vida con el cambio climático que ellos mismos generan’
                -El gorila anciano  indignado proseguía-, ‘Mira los sembradíos de alimentos que se pudren en el campo por ‘falta de precio’ mientras pueblos enteros se mueren de hambre. Observa a los bellacos acaparadores, inhumanos, nada les llena. Los adinerados tienen a la humanidad al servicio del dinero, no al dinero al servicio de la humanidad, así son de miserables, viven miserables y mueren miserables sin aprender jamás el valor oculto del dinero, ni tampoco aprenden para qué Dios lo inventó a través de la mente humana. Pobres’.
                ‘Así que no te asombres cuando veas venir a los cazadores, -continuo el gorila anciano- ¡Cuídate que no te vean! ¡No tendrán piedad de ti! Son sentimientos que no conocen. Por eso los matanceros no sienten nada cuando acuchillan a un animal y escuchan sus chillidos de pánico y dolor. Son desalmados, sanguinarios… Muchos ‘humanos’ gazmoños, puritanos dicen que leen la Biblia pero no han leído donde dice: “Y harás que en tu alimento no haya crimen de por medio”
                El gorila joven interrumpió y dijo, una última pregunta, maestro: ¿Y nosotros algún día llegaremos a ser como ellos?¡JAMÁS! –Contestó el gorila anciano-, Algún día, hijo mío, tal vez ellos lleguen a ser como nosotros’.

                Pero nosotros, con la esperanza que ese día nos toque verlo, desde Zimpizahua, que también es pueblo y también hace aire y es el lugar donde el Gran Gurú Estrada escogió para hacer su retiro espiritual, nos preguntamos, ¿Cuándo será ese día?; ¡Viva México señores! Ajuuuuaaaaaaaaaaa

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