DESDE
ZIMPIZAHUA
¿Algún día seremos como los gorilas?
Por Joaquín Alcántara Hernández.
Siendo su natalicio el 18 de Enero, dedico estas líneas al eminente sabio francés, Serge Raynaud de la
Ferriere; MAESTRE del Gran Gurú, José Manuel Estrada.
Se cuenta que una ocasión dos
gorilas convivían tranquilamente en la selva, ahí estaban disfrutando la fresca
sombra de la tupida vegetación, y mientras escuchaban el alegre canto de las
aves y el soplar fresco del aire, el gorila joven preguntaba al gorila anciano
algunas dudas que tenía después de haber visto, desde su cueva, la deprimente
escena de unos cazadores alejándose con sus víctimas que momentos antes huían
en desesperada carrera tratando inútilmente de salvar su vida.
El gorila joven observaba a los
lejos los modernos, potentes y lujosos vehículos donde llevaban sus pavorosas
armas de largo alcance equipadas con miras telescópicas. Fue así que, con su
alterada tranquilidad, preguntó:
Oiga maestro, ¿Por qué los humanos han avanzado tanto en
ciencia y tecnología? Muy buena pregunta, -contestó el gorila anciano-, lo
que pasa es que los humanos tienen ‘necesidad’ de satisfacer su estúpido apetito
de ‘ser más’ unos que otros. Ese
deseo los obliga a inventar cosas para tener más dominio, más poder, así le dan
gusto a su mísera visión de ser ‘más’
que los demás, su tecnología no es mala, pero su pobreza de conciencia los hace
que hagan mal uso de ella.
Otra pregunta maestro, -dijo el
gorila joven- ¿Por qué los humanos hacen
el amor a cualquier hora y cualquier día? Muy buena pregunta, -contestó el
gorila anciano-, ¡Mira!, eres muy ingenuo y por eso crees que hacen el amor. La
realidad es que a ellos los domina el morbo y por instinto, peor que bestias,
buscan pareja para hacer el sexo, no el amor. Ni lo conocen. Así de sencillo.
Y mientras el gorila joven
digería mentalmente el razonamiento del gorila anciano que en ese momento se
deleitaba saboreando un racimo de frutas silvestres, otras dudas surgían en su
mente; de esta manera siguió preguntando:
Oiga maestro, ¿Y cuál es el defecto más grande del ser
humano?, para esos momentos el gorila anciano cuyos poderosos músculos eran
el reflejo de su rebosante salud, llenaba sus pulmones con aire puro de la selva
y meditaba a la vez sobre la incomparable tranquilidad de vivir sin ningún
dolor ni enfermedad además de la paz interna por alimentarse sin necesidad de
matar, sin sacrificar vidas; así, mientras el gorila anciano proseguía deleitándose
también con un manojo de hierbas tiernas, le contestó:
‘¡Mira! El defecto más grande
del ser humano es que entre más conviven más se odian. La envidia les corroe el
alma; la ambición los mata, el dinero los esclaviza, lo ven como su dios. Los
celos los destruyen. La hipocresía los degrada. Los vicios los denigran. La
avaricia los aniquila. La gula los mata, míralos gordos, deformes, barrigones, enfermos,
eunucos, la boca les huele a caño. Parecen sepulcros, muy blanqueados por fuera
pero muy podridos por dentro. Obsérvalos, terminan ¡locos!’
El gorila anciano continuó,
dijo: ‘Tan mal están que en lugar de cultivar alimentos cultivan tabaco para
quemar su propia salud, observa sus ridículas dependencias embruteciéndose cada
día más con el alcohol, engordando animales para luego matarlos y comérselos
según ellos para estar fuertes y sanos como un toro. Están tan metidos
estudiando la enfermedad en lugar de la salud, que no se dan cuenta que los más
sanos, fuertes, lúcidos y longevos no comemos carne’.
En fin… -continuaba explicando el gorila anciano- ‘Ahí los tienes con su
tecnología y sus adelantos fabricando armas para matarse entre ellos mismos. No
respetan nada, ni valoran nada, ni a la madre Tierra que es el hogar común de
todos, incluyéndolos a ellos mismos, todo lo destruyen, todo contaminan. Y que
te quede claro, si son capaces de matarse entre ellos son capaces de matarlo
todo, de arrasar con todo. Ahí los tienes matando bosques, matando animales, matando
ríos, matado su propia calidad de vida con el cambio climático que ellos mismos
generan’
-El gorila anciano indignado proseguía-,
‘Mira los sembradíos de alimentos que se pudren en el campo por ‘falta de precio’ mientras pueblos
enteros se mueren de hambre. Observa a los bellacos acaparadores, inhumanos,
nada les llena. Los adinerados tienen a la humanidad al servicio del dinero, no
al dinero al servicio de la humanidad, así son de miserables, viven miserables
y mueren miserables sin aprender jamás el valor oculto del dinero, ni tampoco
aprenden para qué Dios lo inventó a través de la mente humana. Pobres’.
‘Así que no te asombres cuando
veas venir a los cazadores, -continuo el
gorila anciano- ¡Cuídate que no te vean! ¡No tendrán piedad de ti! Son
sentimientos que no conocen. Por eso los matanceros no sienten nada cuando acuchillan
a un animal y escuchan sus chillidos de pánico y dolor. Son desalmados, sanguinarios…
Muchos ‘humanos’ gazmoños, puritanos dicen que leen la Biblia pero no han leído
donde dice: “Y harás que en tu alimento
no haya crimen de por medio”
El gorila joven interrumpió y
dijo, una última pregunta, maestro: ¿Y
nosotros algún día llegaremos a ser como ellos? ‘¡JAMÁS! –Contestó el gorila
anciano-, Algún día, hijo mío, tal
vez ellos lleguen a ser como nosotros’.
Pero nosotros, con la esperanza
que ese día nos toque verlo, desde Zimpizahua, que también es pueblo y también
hace aire y es el lugar donde el Gran Gurú Estrada escogió para hacer su retiro
espiritual, nos preguntamos, ¿Cuándo
será ese día?; ¡Viva México señores! Ajuuuuaaaaaaaaaaa
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