Entre Columnas
Coatepec-Xalapa, peor de
lo mismo.
Martín Quitano Martínez
El lenguaje
artificioso y la conducta aduladora rara vez acompañan a la virtud.
Voces
veracruzanas y no, dicen que la situación estatal es deplorable: deudas
financieras estratosféricas, inseguridad palpitante y presente, apatías
funcionales, burocráticamente naturales, incapacidad manifiesta, banalidad en
ejercicios de gobierno con evidentes formas anacrónicas, autoritarias,
incompetentes. Sin capacidad de coordinación para encabezar los esfuerzos que
se requieren en 2012 municipios que se debaten en su miseria.
A
casi 120 días del arribo de los nuevos ayuntamientos, nada, muy poco, más de lo
mismo e incluso peores cosas se observan en actores que ofrecieron cambiar la
vida de sus municipios amparados en los discursos fáciles, demagógicos, que
nula sustancia tenían a no ser la ambición del poder por el poder mismo.
Sin
idea de gobierno los municipios veracruzanos se debaten en su pobreza
operativa, financiera, de capital humano directivo comprometido con quehaceres
reales por poblaciones que demandan compromiso, claridad, voluntad
efectivamente notorias; la mayoría de los municipios veracruzanos en manos de
personajes autoritarios, oportunistas, populistas, ignorantes de sus
responsabilidades públicas.
En
consecuencia, el alcance de buena parte de los gobiernos municipales, se
encuentra acotado por su endémica condición, situando las disputas internas en
los afanes de cabildos integrados por sujetos sin más visión de gobierno que
los intereses que les pueda redituar su estatus de representación. Comodinos,
ayunos de facultades para ejercer gobierno, la mayoría de los ediles apasionadamente
defienden sus territorios personales, aportando nada para sus conjuntos
sociales, se solazan en las regalías de unos recursos públicos que están muy
lejos de merecer y reivindican, con sus bajísimos servicios, el descrédito de
las actividades de representación política, al reforzar la imagen de la
política como panacea de los aprovechados, como el reducto de los cínicos.
Sin
ideas claras, con mucho ruido y pocas nueces, ayuntamientos como los de Xalapa
y Coatepec acentúan las fragilidades de la continuidad de las trivialidades, de
las formas de comportamientos provenientes de una cultura política de la
simulación, del chocholeo veracruzanísimo, de la llegada de politiquitos de viejas
usanzas y hábitos, que comparten una sola escuela, esa donde lo primordial es
glorificarse en el mito de actividades públicas de pantomima.
A
cuatro meses, estos municipios vecinos ofrecen muy poca luz de actividades que
auguren ejercicios alternativos para más de medio millón de habitantes, que
comparten no solo límites sino problemas comunes, donde se requieren mucho más
que fotografías de sonrientes camaradas que no planifican nada, que posan tan
solo para las fotos que les llenan la vista y regodean sus egos.
Enmarañados,
pareciera que sin rumbo, con cabildos sujetos de las decisiones presidenciales,
con pocas capacidades de maniobra y con equipos administrativos de bajos
perfiles, el periodo de cuatro años de administración suena demasiado largo
para tanta insolvencia acumuladas.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Diría Salvador Allende que “los procesos sociales
no se detienen ni con el crimen, ni con la fuerza”. La agresión a Alfonso Mora
Chama merece el repudio total y la solidaridad fraternal. Alto a los ataques a
periodistas.
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