DESPERTAR
A TIEMPO
Romeo
González Medrano
XALAPA:
DE “CIUDAD DE LAS FLORES”
A CIUDAD DE CONDUCTORES
Estado
permanente de violencia es la vida diaria en la capital de los veracruzanos,
sede de los tres Poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial. O sea, donde se
supone que debería reinar la ley, el orden y el respeto.
¡Nadie
respeta la ley! ¿Es que no hay gobierno en esta ciudad? Son expresiones ya
comunes entre los habitantes de Xalapa, una ciudad que se llamó “de las flores”
y hoy debía llamarse “ciudad de los conductores”.
Las
calles son bienes públicos, construidas con los impuestos de todos, pero en la
realidad son de quien las ocupa, en su mayoría conductores de vehículos que circulan
a la velocidad que quieren y los estacionan donde se les pega la gana. Nada de
esta realidad mejora la calidad de vida de los habitantes ni favorece los
proyectos turísticos de la Presidenta Elizabeth Morales.
Parece
que hay intentos de las autoridades de poner orden. Intentos que en ocasiones caen
en el ridículo cuando vemos a los agentes de tránsito y patrullas discutiendo
con los infractores. ¿Tendrán un jefe que les diga que las normas no se
discuten, que ellos son servidores encargados de ejecutar lo que marque el
reglamento y nada más? ¡Lástima de
intento, pero esa es la imagen que dan!
Quien
sabe que esté pasando al interior de la corporación. Este columnista ha
entrevistado a varios de ellos y no se expresan bien del respaldo que tienen de
sus jefes; algunos ¡ni a libreta de infracciones llegan!
Vehículos
en las banquetas, en doble fila, descargando en horas pico ocasionando
congestionamiento particularmente en el centro, diseñado para carretas, hace ya
más de un siglo.
En
cuanto al programa avenidas rápidas, o como le llamen las autoridades de
tránsito y obras públicas primero deberían ocuparse de las conocidas como “avenidas
y cruceros de la muerte” - Lázaro Cárdenas, Ávila Camacho, Circuito
Presidentes, Avenida Xalapa, entre otras.
Todas
atascadas de vehículos conducidos por gente que no organiza su tiempo y lleva prisa, va a velocidad
inmoderada, en zonas escolares sin respeto por la vida y sin importar
consecuencias.
En
el país vecino, las cámaras los detectan y al domicilio llega la infracción.
Al nuevo Tesorero del Estado no le han
informado a cuántos millones ascenderían los ingresos por infracciones, solo por estacionarse mal, velocidad inmoderada
y reprobar la prueba del alcoholímetro. Poner cámaras sería la mejor inversión
de SEFIPLAN, ¡se pagan solas y da para financiar la señalización y más!
Hace
unos días a mi esposa le tocó ver el atropellamiento de un joven estudiante por Circuito Presidentes precisamente
frente a la isleta antes del crucero de la USBI. De hecho, aquí los accidentes
son el pan de todos los días porque los planeadores de vialidades que tiene la
Dirección de Tránsito pusieron una parada de autobuses en esa isleta pero se olvidaron de la seguridad
peatonal.
Si
la Universidad Veracruzana tuviera estudiantes con capacidad de indignación, ya
hubieran hecho algo. Sobre todo los de la facultad de Derecho y de Ingeniería
que son los que más cruzan en ese lugar donde desde hace rato debería haber un
puente peatonal. Los accidentes son a diario. La sociedad de Padres de Familia
de la Morelos ya levanta firmas para exigirle al Gobernador soluciones y hacer
responsable a las autoridades por los accidentes y muertes que se suceden con
frecuencia.43
Cuando
ante la insuficiencia de agentes de tránsito y señalización alguien contesta, ¡es que no hay dinero! otra
voz dice ¡lo que no hay son pantalones!
Mi
hijo- que diario cruza ese mismo lugar me dijo “papá mientras tu estas
reflexionado aquí nos están matando, escribe una nota denunciado lo que pasa”
Cumplo su justo reclamo pero le advertí: no será suficiente, falta mucha
cultura de vialidad – en conductores y peatones – y falta hacer realidad una
figura que en el Distrito Federal lleva ya 10 años de experiencia de valor
demostrado: el Contralor Ciudadano.
Se
sabe que el Gobernador Javier Duarte tiene interés en esta idea, falta que se
haga realidad, no como apéndice burocrático que ya existe, sino como auténtica
participación de ciudadanos y ciudadanas honorables, independientes y
dispuestos a colaborar para hacer más habitable las ciudades. ¿Cuándo entenderemos
que la gobernabilidad la hacemos todos?
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