Columnista Distinguido
Prospectiva
El Informe
Por JAIME RÍOS OTERO
Lo que falta en el país es confianza. No importa que el informe de
gobierno parezca consistente, cuando menos a mí me lo parece, pero la falta de
resultados para el pueblo, que por supuesto no se iban a lograr en 9 meses,
desata toda clase de inconformidades. Las reformas están cimbrando al país.
Además de los intereses particulares de grupos y gremios, como los profesores y
los petroleros, la tendencia hacia el neoliberalismo produce repudio en la
mayoría de los que piensan.
No es mi intención defender lo indefendible, sobre todo cuando desde su
campaña consideré que no era el hombre adecuado para dirigir al país, pero el
señor Peña ha dado golpes espectaculares, de esos que se requieren para ir
devolviendo la confianza a una nación a la que no le queda más que masticarlo
porque los poderes fácticos lo impusieron, pero no porque las tenga todas
consigo.
El encarcelamiento de Elba Esther Gordillo, la mujer más poderosa de los
tiempos modernos y la más caricaturizada; la captura de muy importantes líderes
del crimen organizado, a las cuales de suma ahora la del hermano del Señor de
los Cielos; la aprobación de la múltiplemente diferida Ley de Amparo; la
reforma de las telecomunicaciones; la reforma educativa; el Pacto por México…
todas son decisiones que forzosamente se tienen que reconocer, aunque el
resultado no sea inmediato.
En unos pocos meses avanzó mucho más de lo que Calderón pudo hacer en
sus años de gobernante. Claro, no faltará quien diga que eran precisamente los
priistas los que atoraban las cosas en el Congreso para hacer quedar mal a los
regímenes panistas, y quizá sea cierto. Pero también si de algo adolecen los
panistas es de capacidades de conciliación, diálogo y logro de consensos.
El caso es que, en el escaso tiempo en que ha gobernado al país, Peña
Nieto no ha logrado el anhelado despegue. La inseguridad sigue siendo uno de
los temas realmente problemáticos, que no ha decrecido, aunque las cifras
oficiales así intenten mostrarlo. El Sistema Nacional
de Seguridad Pública (SNSP) ha admitido la ocurrencia, en lo que va del régimen peñanietista, de 12 mil 598 homicidios, mil 32
secuestros, cinco mil 242 casos de extorsiones y 90 mil 202 robos de vehículos
con violencia.
O sea, si seguimos en
ese rango durante todo el sexenio, acabaremos con un índice de 72 mil
muertitos, lo equivalente de Felipe Calderón.
Los economistas ven
que el país está en recesión económica. Los resultados para el Producto Interno
Bruto (PIB) en el primer trimestre fueron de 0.8%. En el siguiente trimestre
volvió a tener un signo negativo, y el propio INEGI reveló que la economía
había caído 0.44%, para el segundo trimestre, en comparación con los meses
anteriores, cuando acumuló una contracción de 0.02%. El consumo de los mexicanos bajó 7.25% y, por
si fuera poco, las remesas del extranjero experimentaron una caída de más del
13%, en agosto.
A lo anterior se
suma, citando análisis de economistas de sinembargo.mx, que para el segundo
trimestre del año había 2.6 millones de mexicanos sin trabajo formal, cifra
superior al 4.8% reportado en igual periodo de 2012.
Estos datos duros de
la economía, debidamente adosados con las protestas de grupos sociales como la
CNTE, que mantienen en jaque al propio gobierno al punto de obligar al señor
Peña a cambiar un par de veces la sede para su discurso; los brotes de los
grupos de autodefensa, las disputas de los carteles y las acciones de
Cuauhtémoc Cárdenas en defensa de la industria petrolera, hacen que el panorama
sea preocupante en vez de alentador.
Por ello, es poco lo
que puede lucir un discurso de buenas intenciones, aunque esté basado en
acciones reales y visibles, pero que aún no arrojan resultados, y más cuando
tales actos parecen desmentirse con resoluciones como la de exonerar a Raúl
Salinas de Gortari y devolverle el dinero malhabido durante el sexenio de su
hermano, quien, por cierto, para muchos, es el verdadero poder tras el trono en
el actual sistema.
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